Se suman los días nubosos de vanidades azules, se apilan como adobes macizos pero crudos de conocimiento.
El horno de la razón permanece frío, en una estéril existencia a la espera de nuevos fuegos de saber. ¿Pero quién portará la llama que prenda tan solo un principio de esperanza?
Solo nos queda desear que sea la razón, cabalgando con la lanza del conocimiento, la que llegue presta antes que las tinieblas de la ignorancia inducida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario