Bajo el frío brillo del alabastro reposan despojos que fueron arrogantes formas patricias que endiosaron al caballero al que un día dieron vida. Hoy, sin embargo, rodeado de gastadas paredes de piedra y oprimido por el abrazo eterno de una penumbra glacial, apenas es un somero recuerdo que captura un fugaz relámpago de luz artificial, tan fría como las sombras que trata de penetrar.
Tan efímera es la vida como ignorantes quienes la vivimos.
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