Negras lenguas se revelan amenazantes, lenguas que fueron amigas y conducían deseos de fresa. Fábrica de sueños alcanzables que hoy se torna de un indolente gris. Un tufo rancio a vinagre desaloja aquellos aromas a miel y vainilla. Se salpican las llagas ulcerosas que amenazan la comunicación, y el manto azul que delimita nuestra existencia teme ser engullido por simuladas caricias de frescor. De esas llagas afloran tentáculos verdes salpicados de lunares multicolores para quebrar las fronteras de nuestro entendimiento y hasta el techo celeste se alía, hostil, a la marea de destrucción.
Las
negras lenguas, extensas como serpientes infinitas, se revelan. Morir
en silencio no debería ser una opción.